Tierra, clima y suelo
La Denominación de Origen Ribera del Duero está situada en la meseta norte, Burgos, Segovia, Soria y Valladolid acompañan en su viaje al río Duero, a través de un lazo que une a más de 100 pueblos extendidos a lo largo de una franja vitícola de unos 115 km.
El tiempo y el legado de la naturaleza han dotado a toda la zona de un suelo excepcional para el cultivo de la vid. La pluralidad del tiempo marca contrastes imprevisibles que alteran el curso normal de los viñedos, dándoles un carácter y fuerza que los hace únicos.
El clima es mediterráneo con carácter continental. Con un promedio moderado-bajo de lluvias al año, veranos secos e inviernos largos y rigurosos, con acusadas oscilaciones térmicas a lo largo de las estaciones. Son, precisamente estas oscilaciones las que van a ayudar a la uva a desarrollar una piel fuerte, capaz de soportar las inclemencias del tiempo para proteger el fruto hasta la vendimia.
Los suelos cuentan con sedimentos de arenas limosas o arcillosas, con alternancia de capas calizas e incluso calcáreas. La cuenca ribereña presenta ondulaciones en su paisaje, pequeñas colinas erosionadas por la influencia del río, con cotas que van desde los 911 metros de altitud en los páramos hasta los valles que discurren junto al río.